Los primeros socialistas se enfrentan con las consecuencias de la revolución industrial y proponen programas de transformación de carácter utópico inspirados en Rousseau, ideales románticos y cierta mentalidad positivista. Marx considerará a este socialismo utópico y acientífico. Como sea, se trata de una filosofía de la historia y del hombre de carácter optimista. Son sus representantes Saint Simon, Fourier y Proudhon, quien por su concepción del estado y la libertad podría ser considerado anarquista. También Owen, en Inglaterra. El socialismo utópico desaparece cuando la lucha política y económica, así como la crítica a la economía liberal, comienzan a dar lugar a otras posiciones más realistas.
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